
Temporada escorpio pide transmutación profunda.
Y con lo fuerte que está la energía, en el cielo y en la tierra, no es posible mirar para otro lado. Estamos en tiempos de gran transformación, desde lo micro a lo macro, y esta escuela zodiacal nos invita a mirar de frente para traer a la luz aquello que está en las profundidades. Y sí, a veces nos da miedo, a veces duele o da mucha pereza la faena. Pero ahí donde hay un miedo que trascender, una sombra que alumbrar o una herida que abrazar hay una gran oportunidad de reiniciar y conectar con la fuerza de la vida. Pero claro, la muerte que trae consigo la posibilidad de renacer es ineludible. Habrá que morir. Habrá que ir a lo profundo de ese lodo escorpiano. Habrá que hacerlo para crecer y dar nuestro siguiente paso evolutivo. Habrá que hacerlo con o sin miedo, con más o menos dolor, pero sintiendo porque eso nos recuerda escorpio y es que estamos vivas. Luego, allí está el loto aguardándonos, con todo su esplendor y su belleza. La promesa del renacimiento y de la nueva vida. Y es inminente. Porque así como te digo una cosa te digo la otra. Y porque así como la primavera le da paso al verano, en la oscuridad se engendra la luz y a la muerte siempre le continúa la vida. Y ¿sabés qué? Nada como sentir el regocijo de la labor realizada. Porque la fuerza plutoniana y saturnina puede ser fuerte y sacudirte, pero siempre premia, y con creces, una labor espiritual honesta, verdadera, profunda e intensa. Así es que, no le temamos a las sombras ni a la intensidad, abrámosles los brazos y dancemos junto a ellas. Lo hacemos con cuidado y auto amor, con paciencia, y nos bailamos una danza fértil, creativa y bien bonita.
Flor Eliçabe
PH Almos Bechtola